miércoles, 9 de mayo de 2012

Nos miramos a los ojos durante un angustioso momento, sin saber qué decir. Entonces él avanzó. Al ver que se acercaba, el corazón se me aceleró, pero no a causa del miedo.
A pesar de que había deseado estar con él, no estaba en absoluto preparada para manejar el anhelo que ahora me embargaba.
Sin apartar sus imperiosos ojos castaños de mi rostro, él alargó la mano y tocó mi barbilla.
Entonces se inclinó y acarició mis labios con los suyos. No me resistí, y él puso la otra mano en la parte inferior de mi espalda, atrayéndome hacia él y apretando sus labios contra los míos con más ardor. Cerré los ojos y pasé los brazos por encima de sus hombros.
Mientras le devolvía el beso, mis dedos juguetearon con su grueso cabello oscuro.
Al cabo de un momento, apartó los labios de los míos y me rozó la frente con ellos.
-Empezaba a pensar que había imaginado el anterior -me susurró al oído.

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